Cuando un amigo se va: el último adiós a un perro entrañable Conmovido por la muerte de un can que fue importante en su vida, Andrés Peirano ofrece esta semana una columna muy emotiva. En su nueva columna, el entrenador canino Andrés Peirano -cuya cautivante historia podés conocer aquí– está de duelo: supo que en España había muerto un perro que fue muy influyente en su formación profesional, y con el que lo ligaban fuertes lazos afectivos. Por ello, su nuevo artículo no es para nada técnico, sino plenamente emotivo. A lo largo de mi carrera me tocó experimentar diferentes profesores, humanos y caninos, unos buenos y otros no tanto. Fue así que conocí a Teo y a su guía Marcos de ETOCAN, quienes además de ser grandes profesores con los que crecí muchísimo como profesional me abrieron las puertas de su casa, me recibieron en su escuela en Barcelona y me hicieron sentir de la familia. Hace pocos días Teo nos dejó y con su partida queda atrás, como dice Marcos: «un hueco en el corazón del que no sé cómo llegaré a reponerme». Nunca voy a olvidar aquellas noches frías en la Pólvora Negra cuando a pesar del Toledo invernal preferíamos quedarnos en torno a Marcos tratando de aprender un poco más y vos nos acompañabas. Serio, pero siempre tranquilo, echado a un costado descansando luego de darnos todo en clase. Reímos con las anécdotas de tu vida y aplaudimos tus grandes logros pero no hay nadie mejor que Marcos para describir tu vida y lo hace de esta manera: «Llegaste con cuatro meses. Crecías en un palleiro gallego sin ninguna ayuda y la casualidad hizo que te mandaran a mi casa para ir aprendiendo algo mientras encontrábamos tu hueco. No tardamos en conectar, sentir que tu sitio, […]